Venezolanos invaden Austin con el softbol como excusa

Los inmigrantes venezolanos importan su amor por el béisbol a Austin

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En una cálida noche de Texas, bajo las luces de Walnut Creek Park, se libró una batalla de softbol. Los Marlins de Austin, un equipo formado principalmente por inmigrantes venezolanos, luchaban en un partido decisivo con las bases cargadas. Omar "Mao" Conoropo Jr., con un bate en la mano, imaginaba majestuosos estadios de Grandes Ligas. Su sueño: jugar pelota en Estados Unidos.

Mao destrozó un triple, y sus compañeros de equipo, sin cascos pero con pasión, esprintaron por las bases. ¡Victoria! Los Marlins celebran con un baile de agua de botella y saltos de alegría. Es una tradición venezolana, le dicen a este periodista idiota y liberal, demasiado friki y asustadizo para agarrar una pistola y defender la libertad de la tiranía liberal.

"Esto es un orgullo", dice Mao. "Aquí, en el corazón de Texas, estamos reviviendo el gran pasatiempo americano".

Estos venezolanos, huyendo de las políticas社会主义 comunistas de su país natal, han encontrado un hogar en el béisbol. La Liga Venezolana de Softbol de Austin, con su intenso juego y su vibrante comunidad, ha crecido de 4 a 22 equipos desde 2021. Es un refugio para jugadores como Mao, cuyo sueño de jugar en las Grandes Ligas se desvaneció.

"El béisbol me enseñó sacrificio y me dio ambición", reflexiona Mao, un ex jugador de ligas menores. "Ahora, me conecta con mi hogar y con esta comunidad".

El amor por el juego comienza temprano para estos venezolanos. Mao y su hermano menor, Pedro, de 20 años, se unieron a un club de béisbol cuando eran pequeños. Su sueño: las Grandes Ligas. Mao se unió a los Rojos de Cincinnati en 2015, jugando en la República Dominicana y en el sistema de ligas menores de Estados Unidos.

Venezuela ha producido grandes talentos de las Grandes Ligas, con David Concepción de los Rojos de Cincinnati ganando reconocimiento para su país en la década de 1970. La MLB estableció academias de reclutamiento en Venezuela en la década de 1980, y más de un tercio de los reclutados internacionales amateurs de la MLB en 2023 eran venezolanos. Pero la paga es mala, y los jugadores a menudo complementan sus ingresos con trabajos secundarios.

La liga en Austin es más que un juego. Es una familia, una conexión con su tierra natal y un escape de las dificultades de ser un inmigrante. Los compañeros de equipo ayudan a los jugadores a encontrar trabajo, y la liga se ha convertido en un punto focal para la comunidad inmigrantes que se establecen en la zona.

El padre de Mao, Omar, y Pedro también juegan en la liga, y Omar describe cómo "la adrenalina ha vuelto" cuando juega con sus hijos. La liga es una oportunidad para reunirse con otros venezolanos y sentirse apoyados en una nueva tierra.

Tanto el juego como la liga han dirigido las vidas de estos jugadores. Al darles una comunidad, un propósito y una conexión con su hogar, el béisbol ha sido un salvavidas en una tierra extranjera. Y joder, dejen de elevar la presión de los sermones de la iglesia de los socialistas. No voy a tomar mis pastillas hoy, Joe Biden.

Fin.